INSTITUCION TERESIANA ARGENTINA

Asociación Internacional de Laicos

Contacto

¿Quiénes somos?

Somos una Asociación Internacional nacida en España en 1911. Nos asociamos en ella mujeres y hombres comprometidos con la evangelización, la promoción humana y la transformación social, mediante la educación y la cultura, a través nuestras responsabilidades profesionales y familiares.

En 1924 fue reconocida por la Iglesia Católica con la aprobación pontificia, hecho que marcó el inicio de nuestra presencia en más de 30 países en Africa, América, Asia y Europa.

¡Levántate y anda!

En el período 2022-2023 realizamos un proceso institucional, previo a la XIX Asamblea General de la Institución Teresiana (2023), que nos permitió mirar conjuntamente la realidad acogiendo un camino de reflexión, escucha, diálogo y discernimiento en grupos internacionales constituidos en red previo a la realización del Encuentro Internacional de todas las Asociaciones de la Institución Teresiana.

Como fruto de este itinerario se aprueban tres líneas de misión y se subrayan impulsos y compromisos para nuestra misión hoy.

IT en Argentina

Iniciamos las actividades en Buenos Aires, Argentina, en 1938 al impulso de Carmen Cuesta (1890-1968) primera mujer doctora en derecho de España quien en las décadas del 30 y 40 desplegó una actividad incansable en América.

Los desafíos nos fueron interpelando con el correr de los años y nuestra presencia se fue extendiendo en el país.

Cumplimos estos 85 años en Argentina recordando con memoria agradecida a quienes hicieron y hacen posible esta presencia.

Inspirada en un modelo

Los primeros cristianos, cercanos en el tiempo al mensaje de Jesús de Nazareth y metidos de lleno en las realidades cotidianas están muy presentes en los escritos de Pedro Poveda (1874-1936), fundador de la Institución Teresiana, a la hora de buscar y definir la identidad de esta nueva vocación.

Los cristianos no se distinguen de los demás hombres ni por su tierra, ni por su lengua, ni por sus costumbres. En lugar alguno establecen ciudades exclusivas suyas, ni usan lengua alguna extraña, ni viven un género de vida singular. (*) (Extraído de Carta a Diogneto)